Vagando Por la calle, en mi ciudad,
me topé con los ojos de un chiquillo,
una mano metida en un bolsillo
y la otra suplicando caridad.
Señor, señora, tengan la bondad
falta de todo en nuestra humilde mesa
y a mi madre le hice la promesa
que esta noche tendríamos navidad.
Abrí el bolso y le entregué, a la sazón,
tres miserables euros solamente,
¡cuánto reproche mientras los tomaba!
La culpa laceró mi corazón
viendo cómo el chiquillo se alejaba
contando las monedas tristemente.
* * * * * *
La golondrina
Te encaprichaste de una golondrina,
y quisiste prenderla entre tus manos,
¡pobres esfuerzos, fútiles y vanos!
Te burló en escapada repentina.
Tu boca le ofreció una golosina
con fines y propósitos insanos,
y sajando tus labios soberanos
bebiste de tu propia medicina.
Aspirabas con mimos apresarla,
y al ver que doblegarla no podías,
probaste por la fuerza aprisionarla.
Dolorida y asustada cayó al suelo,
y abrió sus alas levantando el vuelo
cuando pensabas que la poseías.
* * * * *
¡Como lobo! (contra la violencia)
Como lobo rasgando a dentelladas
destrozaste ilusiones sin conciencia,
supiste sin dudar y con paciencia
atacar y clavar las puñaladas.
Llevo amargor prendido entre los labios,
el llanto congelado en las pestañas,
acíbar corrompido en las entrañas,
pesar que no soporta más agravios,
corazón donde más dolor no cabe.
El veneno que sale de tu boca
y que amenaza con volverme loca,
me propongo encerrarlo bajo llave.
No vengas a rogarme mil perdones,
¿ignorar tus ofensas? ¡Imposible!
No quieras defender lo indefendible
ni quieras imponerme tus razones.
No vengas a ponerme condiciones,
no quiero que mis sueños los destruyas,
¡nunca más, en mi vida te inmiscuyas,
que no perdono más humillaciones!