miércoles, 5 de enero de 2011

José Luis Zúñiga, (España)



Esta tarde

No sé dónde esculpieron tu cintura de hielo
ni en qué fragua forjaron esos pechos metálicos.
Más vale no saberlo cuando el sofá que acoge
nuestros cuerpos desnudos está como de vuelta
y esa música ajena, la del piso de al lado,
nos envuelve en su scherzo de violines en celo.

Yo quisiera ser gato, nada más, y maullarte
y acurrucarme entero en tu regazo helado,
y cogerte la mano, la que te deja libre
el cigarrillo apenas encendido, y decirte
lo mucho que te añoro debajo de la manta
en estas tardes lacias en que me aterrorizan
las garras del recuerdo de lo que nunca ha sido.

Se me pasan las tardes en glaciares y fuegos
preguntando al loquero por qué tanta locura,
tantos rincones sucios en este sanatorio
al fin y al cabo misericordioso.
                                         * * * *

Brechtiana

Primero fueron a por los que bebían.
Yo no bebía, no me importó mucho.

Fueron después a por los que fumaban.
Yo no fumaba, no me importó mucho.

Continuaron con los que creían
que vivían.
Yo no creía, no me importó mucho.

Cuando fueron a por los que vivían
sin importarles nada los demás,
entonces
ya no tuvo remedio. 
                                  * * * * *

Ella (12)

Conjugo sangre 
y me diluyo en ti. 
Tanto. Tan dentro.

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Cargan mis alas
un cansancio oxidado:
busco en tu vuelo.

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Juntos mirábamos
las aves que migraban.
Nos fuimos lejos.

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Tarde. Ventana.
Espejo sin azogue.
Tarde. Tú. Yo
Tiempo a destiempo



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